Un terremoto de 7,8 grados de magnitud azotó la madrugada del lunes el sureste de Turquía y gran parte del país vecino de Siria, dejando hasta el momento cerca de 1.700 muertos y 8.000 heridos; sin embargo, se espera que estas cifras aumenten debido a un segundo movimiento de 7.5 grados y a que miles de personas han resultado heridas y otras siguen desaparecidas entre los escombros.
El epicentro del primer terremoto ocurrió en Gaziantep, provincia de Turquía con cerca de 1.2 millones de habitantes, mientras que el segundo ocurrió en la provincia de Kahramanmara de 1.1 millones de habitantes. Ambos movimientos se dejaron sentir en gran parte de Siria y otros países del medio oriente, como Líbano, Chipre e Israel.
Según cifras ofrecidas por el presidente de Túrquia, Recep Tayyip Erdogan, se registraron 912 fallecidos y más de 5.300 heridos; mientras que en Siria los Cascos Blancos compartieron que en territorio árabe se cuenta con cerca 783 fallecidos y 3.000 heridos.
Por su parte, el ministro del Interior, Suleyman Soylu, indicó durante una conferencia de prensa que el gobierno turco ha declarado el nivel más alto de alerta para superar esta crisis, que consiste en el pedido de auxilio internacional y la movilización de todos sus rescatistas para las zonas afectadas.
Sin embargo, expertos señalan que las condiciones climáticas, como fuertes lluvias y temperaturas bajo cero, dificultarán las labores de los equipos de rescate. En este sentido, se espera que el epicentro del terremoto alcance temperaturas negativas y se formen nevadas de hasta 100 cm en otras partes del país.