Una decena de ciudadanos indocumentados se encuentran varados hace más de una semana en la línea de la concordia cerca al departamento de Tacna, situado entre la frontera de Perú y Chile.
Tras los últimos hechos de violencia registrados en el vecino país, a manos de extranjeros, el gobierno del presidente Boric ordenó un despliegue militar en las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta y Tarapacá para expulsar a las personas quienes están indocumentadas o con antecedentes penales dentro y fuera del territorio chileno.
Han pasado cerca de 14 días y continúan llegando más personas que desean migrar al Perú. La medida se repitió esta mañana pero de forma distinta, causando bloqueos y enfrentamientos con la Policía Nacional teniendo como único objetivo llamar la atención de las autoridades peruanas y dejarlos ingresar para que puedan tener un mejor futuro.
Testigos del lugar indicaron que los migrantes lanzaban piedras y palos a la autoridades policiales con el fin de no ser retirados del lugar. Este hecho ocurrió en presencia de mujeres con sus menores hijos. “No nos quieren dejar pasar. Nosotros no queremos quedarnos en su país. Solamente queremos usarlo como vía”, indicó una ciudadana venezolana.
Ante esta situación, el premier Otarola indicó lo siguiente: “Vamos a tomar medidas inmediatas para garantizar esa seguridad e integridad de los peruanos respecto de esta política migratoria que, desde la perspectiva del Gobierno, no ha estado preparada para poder albergar a tantos ciudadanos extranjeros. Muchos de ellos han venido a contribuir de manera lícita y legítima”.
Redacción: Manuel Vera