Tras el asesinato de 3 niñas en un centro de ocio en Southport el pasado 29 de julio, el Reino Unido se encuentra sumido en una ola de disturbios. La violencia estalló luego de que el bloque de la ultraderecha difundiera una noticia falsa, culpando a un migrante musulmán sobre el crimen de las menores. Sin embargo, esta afirmación fue desmentida por los medios de comunicación. Horas más tarde el responsable fue identificado como Axel Rudakubana de nacionalidad galesa.
En menos de 24 horas se desencadenaron múltiples protestas y disturbios, especialmente por parte de grupos de extrema derecha. Los enfrentamientos dejaron como consecuencia medio centenar de agentes policiales heridos quienes tuvieron que ser trasladados al hospital para ser atendidos.
Los responsables de este agresivo enfrentamiento son en su mayoría ultranacionalistas ingleses, quienes sienten un profundo recelo de las comunidades migrantes islámicas. Por ello, las manifestaciones se han dirigido hacia sus centros de refugiados y se han propagado desde entonces por decenas de ciudades de Inglaterra e Irlanda del Norte. Hasta el momento, solo Escocia y Gales continúan libres de la descontrolada violencia desatada en estos últimos días.
Este fin de semana, los disturbios se extendieron hasta Belfast. Mientras que, en el centro de la capital de Irlanda del Norte se enfrentaron dos manifestaciones con fines contrarios: los opuestos a la inmigración, por un lado, y los antifascistas, por otro. En ese sentido, la ministra del Interior, Yvette Cooper, condenó los hechos delictivos y aseveró que los responsables «pagarán su precio» por el violento vandalismo cometido.
Redacción: Nayelli Tomás