El presidente surcoreano Yoon Suk-Yeol justificó en un discurso su decisión de imponer la ley marcial para, según él “salvar la democracia” de una oposición que considera “antiestatal”. Este mensaje ha profundizado la crisis política en el país y ha llevado a su propio partido, el Partido del Poder Popular, a apoyar una moción parlamentaria que busca destruirlo. La votación clave será este sábado, y la oposición necesita ocho votos del Partido del Poder Popular para lograr la inhabilitación.
Durante su intervención, Yoon aseguró que la medida fue necesaria para proteger la seguridad nacional y negó haber violado la Constitución. Sin embargo, altos mandos militares han acusado al presidente de ordenar el uso de las fuerzas para impedir que el Parlamento revocara la ley marcial, lo que finalmente no ocurrió. La oposición también logró destruir a altos funcionarios como parte de su estrategia para debilitar aún más al mandatario.
El líder del Partido del Poder Popular, Han Dong-hoon, calificó de inviable la continuidad de Yoon en el cargo y pidió a los legisladores de su partido votar según conciencia. Aunque Yoon ha insistido en no estar obsesionado con completar su mandato, no mostró intención de dimitir. La tensión política sigue escalando mientras el país se prepara para la votación en el Parlamento.
La oposición ha criticado el discurso del presidente como “extremadamente delirante”, asegurando que representa una declaración de guerra contra la ciudadanía. Entre tanto, Yoon enfrenta investigaciones por presunta insurrección, un delito que podría acarrear cadena perpetua o incluso la pena de muerte, complicando aún más su situación política y legal.
Redacción: Zully Cjuro