
En la madrugada del jueves, la policía mexicana capturó al hijo del narcotraficante más reconocido, Ovidio Guzmán, en medio de un feroz tiroteo entre militares y narcotraficantes que se desató al norte de Culiacán, en la capital de Sinaloa.
Un convoy de ocho vehículos partió desde la Fiscalía Especializada en Materia de Delitos Organizada (Femdo) para capturarlo y trasladar al narco hacia la cárcel del Altiplano, el mismo del que su padre escapó hace años atrás.
El hecho provocó ataques violentos por integrantes del cártel, disparos en varios puntos de Culiacán que se extendieron hasta el aeropuerto de la ciudad, donde los narcos también evitaban que llegaran más refuerzos militares. Un video que circula en las redes sociales, muestra el momento en que un avión con civiles, recibió múltiples disparos, desatando pánico y reacción de resguardo por los pasajeros.
Según las autoridades mexicanas, la captura del líder del cártel de Sinaloa estuvo planeada desde hace tiempo y las tareas de inteligencia tuvieron 6 meses de preparación. Sin embargo, el arresto de uno de los delincuentes más buscados por Estados Unidos no previó la repercusión que hasta el momento ha dejado muerte 10 militares fallecidos.
“Diez militares (…) lamentablemente perdieron la vida en el cumplimiento de su deber” informó a la prensa el secretario de Defensa, Luis Crescencio Sandoval. Además precisó que también perdieron la vida 19 presuntos delincuentes.
Los enfrentamientos violentos y bloqueos de las vías revivieron el terror entre los ciudadanos que sufrieron en el “Culiacanazo”, operativo ordenado en el 2019 por el gobierno de Manuel López Obrador que también tuvo la intención de capturar a Ovidio Guzmán, pero terminó en un derrota desastrosa con muchos daños.