“Quiero agradecer a Dios y a los señores cardenales y vicepresidentes de la
Presidencia del CELAM por su trabajo continuo y permanente entrega”, expresó Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, en su calidad de Presidente del CELAM, durante una rueda de prensa realizada en el contexto de la 39ª Asamblea General Ordinaria de dicho organismo eclesial que tiene lugar en Puerto Rico. Este miércoles 17 de mayo se designa una nueva directiva para el periodo 2023-2027.
Luego de brindar algunas palabras de agradecimiento, Mons. Cabrejos Vidarte resaltó que durante estos cuatro años el CELAM se ha consolidado como un consejo al servicio de las conferencias episcopales en comunión, reflexión y articulación para vincular el trabajo pastoral con los desafíos propios que nos pide la sociedad como Iglesia.
“Dios ha permitido que en este cuatrienio hemos logrado poner las bases sólidas para una proyección pastoral para toda América Latina y El Caribe. Sin esa fuerza divina no sería posible nuestro trabajo en el CELAM. Hemos estado siempre frente a los acontecimientos duros de la humanidad: pandemia, migración, mujer, cuidado y prevención contra el abuso sexual, entre otros muchos temas”, anotó.
En esta rueda de prensa también participaron todos los miembros de la presidencia saliente del CELAM, quienes repasaron y compartieron una breve reflexión sobre estos últimos cuatros años de la gestión del CELAM.
Caminar en sinodalidad
A su turno, el Cardenal Odilo Pedro Scherer, Arzobispo de São Paulo (Brasil) y Primer Vicepresidente del CELAM, manifestó que “compartir las riquezas de América Latina y El Caribe fue una rica experiencia porque me gustó mucho trabajar con los hermanos obispos en la Presidencia del CELAM. Tuvimos muchas reuniones para organizar nuestros servicios a la Iglesia. Cumplimos con el mandato de la Asamblea de Honduras 2019 y pudimos lograr la renovación y reestructuración del Consejo con mucha participación y mucho esfuerzo”, dijo.
La vivacidad de la Iglesia me impresionó mucho con sus diferentes problemas pero con sus riquezas, lo que me permitió descubrirnos como hermanos muy cercanos. “Aunque estemos lejos estamos muy cercanos y tenemos mucho en común. Debemos continuar caminando en sinodalidad como lo ha pedido el Papa Francisco”, enfatizó.
Un equipo de amigos
Por su parte, el Cardenal Leopoldo José Brenes, Arzobispo de Managua (Nicaragua) y Segundo Vicepresidente del CELAM, también expresó su agradecimiento para todas las personas que oran por los obispos y comentó que “cuando recibimos el mandato de Tegucigalpa de renovar el CELAM mi primer sentimiento fue que nos daban una papa caliente, una cosa grande; sin embargo, logramos crear un equipo de amigos más que un equipo de trabajo y doy gracias a Dios porque formamos una gran amistad”, comentó.
“Han sido cuatro años muy intensos con el gran reto de la pandemia. Felizmente el Espíritu Santo iluminó nuestro trabajo y fue creando nuevas formas de trabajo y rompimos el récord de reuniones a través del zoom en plena pandemia durante largas jornadas de día y de noche. El Señor nos ha regalado una gracia sin merecerlo: nuestra amistad se ha fortalecido y somos más amigos que nunca”, agregó.
Austeridad y transparencia
Monseñor Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey (México) Presidente del Consejo de Asuntos Económicos del CELAM, explicó que “ha quedado evidenciado que la austeridad y transparencia administrativa es una tarea que tenemos como sociedad civil y como Iglesia que deberían asumir los gobiernos del continente”.
“No obstante la pandemia se ha mantenido la solidaridad entre nosotros y agradezco que podamos seguir adelante porque todo es posible como comunidad cristiana”, manifestó.
La diversidad como desafío
Finalmente, Monseñor Jorge Eduardo Lozano, Arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina) y Secretario General del CELAM, expresó que una de las características del trabajo desarrollado es el abanico de vinculaciones con las Conferencias Episcopales, nuestro compromiso es servirles y alentarles en la misión, y también las vinculaciones con otros institutos como la Confederación Latinoamericana de religiosos y religiosas, las organizaciones de las universidades católicas, colegios católicos, la organización de los migrantes y otras instituciones con quienes creamos una riqueza muy grande de acuerdo a los carismas de cada ministerio.
“El otro gran vínculo fue con el Santo Padre y los Dicasterios que tienen que ver con la misión evangelizadora en el mundo. Esta diversidad institucional nos alegra y desafía en nuestro camino cotidiano porque nosotros también tenemos que servir a la Iglesia universal. El pueblo de Dios son los rostros que nos duelen y en estos cuatro años han sido nuestra principal preocupación”, concluyó.