
Cientos de feligreses de Roma y otros países hicieron largas colas en la Plaza San Pedro, para ingresar a la basílica vaticana y dar su último adiós a Benedicto XVI, el papa emérito que falleció a los 95 años. Entre los visitantes hay jóvenes, estudiantes de teología, monjas y religiosos que esperan desde las cinco y treinta de la mañana.
Hasta el momento, alrededor de 65.000 personas han ingresado a la basílica donde reposan los restos del expontífice. Según Vatican News, la entrada está disponible del 2 al 4 de enero y se espera un promedio de visitas entre 30 y 35 mil personas al día durante los tres días de exposición del féretro.
Benedicto XVI es admirado y reconocido como guía espiritual por muchos de los visitantes. «Me queda el sentimiento de un padre, un gran educador de infinita ternura». «Estamos aquí porque forma parte de nuestra familia», comentó una religiosa brasileña residente de Palermo. «Fue nuestro maestro, nuestro pastor, así que es justo reconocerlo y saludarlo», expresa un fiel de Roma. «Nos enseñó cómo creer y cuál es el amor de Dios por sus hijos» añade un visitante del Congo.
Para este jueves 5 de enero, día del entierro del expapa, se espera una afluencia de 50 a 60 mil personas, entre ellas a una media docena de obispos españoles, según el diario La Vanguardia. Será presidido por el papa Francisco, lo que marca un hecho histórico como la primera vez que un papa despide a otro.
Según fuentes del Vaticano, los restos del difunto Benedicto XVI serán enterrados en el mismo sepulcro que utilizaron para Juan XXII y Juan Pablo II.